Con motivo de la beatificación de nuestros 109 hermanos mártires en Barcelona, nuestra Comunidad Formativa Intercultural de Colmenar Viejo hizo un alto en el camino para volver a pisar la tierra que albergó el sueño de Claret y de sus compañeros. Y es que estar un tiempo en Vic es volver a poner el corazón en donde la historia nos recuerda quienes somos. Para nosotros, 14 estudiantes claretianos de ocho nacionalidades distintas, encontramos en Vic la tierra común de la que parte también nuestro deseo más profundo: ser misioneros allá donde estemos.

 

Si la beatificación nos situó en un mismo tono de gratitud y emoción por nuestra historia más reciente, sumergirnos en el museo de la Casa Mare y contemplar la cripta de Claret fue unir en un mismo punto las historias tan distintas, tan lejanas, tan universales que traíamos… ¡de Vic al mundo y del mundo a Vic!

 

Agradecemos a nuestro hermano Josep Rovira por ser el «tejedor» que tomase cada uno de nuestros hilos para vincularnos con el bello telar que es la historia viva de nuestra congregación, de Claret. Su hatillo, sus zapatos, sus libros, su biografía herida… todo guardaba un mensaje para cada uno de nosotros y Josep supo cómo mostrarnos donde estaba: ¡gracias, hermano, por la emoción de tus palabras que tejen recuerdos y animan a ser más claretiano!

 

También nuestra gratitud a las comunidades claretianas de Vic y de Montgat, dispuestas y atentas a este tiempo de especial intensidad claretiana. Gracias por hacer palpable la bienvenida del museo de Vic: «Recordar el pasado es comprometerse con el futuro» [S. Juan Pablo II].

Jorge Ruiz, cmf.