Pilar Pérez, fc.

Pequeña autobiografía:

Me llamo Pilar Pérez Bernal, aunque todos los “míos” me llaman Pily.

Nací en Madrid hace 44 años. Estudié en el colegio que las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza tienen en la calle Princesa y con 18 años ingresé en el noviciado de esta congregación. Fui religiosa Concepcionista durante diez años y a lo largo ese tiempo viví tres años en Marcilla (Navarra) donde estaba el noviciado, cinco en Madrid donde hice el tiempo de juniorado y seguí con mi formación teológica en la escuela Regina Apostolorum y mis estudios de magisterio en ESCUNI y dos en San Lorenzo de El Escorial donde fui Delegada de Pastoral del colegio y miembro del equipo de Pastoral de la Provincia de España. A lo largo de estos años fui descubriendo que ese no era el lugar en la Iglesia y el mundo que Dios soñaba para mí, lo que me llevó a dejar la Congregación Concepcionista.

Durante los tres años siguientes trabajé en el colegio Amorós que los Marianistas tienen en el barrio de Carabanchel Alto de Madrid, allí además de dar clase en 3º y 4º de EPO fui miembro del equipo de pastoral. Durante este tiempo seguía sintiendo con fuerza la llamada del Señor a la Vida Consagrada y comencé una búsqueda que me llevaría al Instituto secular de la Familia Claretiana, Filiación Cordimariana. Empecé mi tiempo de Iniciación como Hija del Inmaculado Corazón de María el día del Corazón de María del año 2007, el 2 de febrero de 2010 hice mi primera Consagración y el 4 de Junio de 2016 mi consagración Perpetua.

Ahora trabajo en el colegio que las Concepcionistas tienen en san Lorenzo de El Escorial y además de mis clases soy miembro del equipo de pastoral. Vivo también en El escorial con otra hermana de Filiación y pertenezco al Centro La Fragua donde con la ayuda de mis hermanas trato de vivir el regalo de esta vocación que nos dejó el P.Claret. Porque después de tantas palabras, para presentarme bastaría con decir que soy Pily, Hija del Inmaculado Corazón de María.

 

TESTIMONIO:

Cuando me pedisteis que escribiera mi experiencia del P. Claret lo primero que vino a mi mente fue: ¡Qué difícil! Si fuera la experiencia del Corazón de María, si fuera mi testimonio vocacional…y le lancé la pelota al propio P. Claret: ¡Cuéntame tú cómo ha sido nuestra relación! Ahí quedó todo porque decidí dejarlo dormir, que pasara un tiempo y así poder ordenar ideas, recuerdos, sentimientos… Y hoy, cuando he encendido el ordenador para escribir estas letras, descubro con asombro agradecido que sí tengo una historia con él, que sí hay recuerdos y que incluso recuerdo momentos importantes en los que he sentido su mano amiga guiándome.

El primer recuerdo consciente del P.Claret es de cuando tenía 15 años, después de morir mi padre recogiendo sus cosas, encontramos en su mesilla de noche unas cuantas hojas del P.Claret que nunca supimos cómo le llegaban. Las leí, claro, con más cariño por mi padre que por San Antonio Mª, pero ahí quedó y empezó a formar parte del elenco de santos que consideraba “mis amigos” en aquella época adolescente en la que ya experimentaba con fuerza la llamada de Jesús a la vida Consagrada.

Luego, muchos años de silencio, más o menos hasta mis 34 en que conocí Filiación Cordimariana… El silencio era solo aparente, porque hoy estoy segura de que él siguió acompañando los pasos de mi nueva búsqueda vocacional y me guio hasta su familia. Y siempre supe que entendía mis búsquedas porque él también tuvo que dar un par de vueltas hasta encontrar su lugar en la Iglesia.

En ese primer año de formación en el Instituto tuve la oportunidad de participar en dos actividades de la familia claretiana que fueron determinantes para mi respuesta vocacional y para mi relación con Claret. La primera fue ese noviembre en el Vic-encuentro, visitar los lugares claretianos, ver con mis ojos los lugares que él vio, caminar por las calles que él caminó y hacerlo en aquel momento de tanta lucha y búsqueda en mi vida me hizo sentirme muy vinculada a él y sus propias búsquedas, a él y sus propias luchas. El segundo momento fue un fin de semana de Ejercicios sobre la Fragua que hice en diciembre… ¡iba tan llena de dudas todavía!, había aspectos del carisma que, por desconocimiento aún se me quedaban “cojos” y en aquel fin de semana el itinerario Fragua me enamoró, quedé absolutamente seducida por las intuiciones de Claret que daban forma a este itinerario carismático que luego ha sido y ES tan importante para mí. Y a raíz de aquellos días comencé a leer la autobiografía y me encontré con un corazón ardiente, con un hombre de fuego, me encontré con su amor vivo y apasionado por Jesús, por su confianza desmesurada en el Corazón Inmaculado de María y, la verdad, es que me sorprendió.

Siempre he dicho que mi “santo favorito” es Ignacio de Loyola, pero tengo que reconocer que el P. Claret se ha hecho un hueco en mi vida por derecho propio, por ser el que me ha legado el inmenso regalo de este carisma que da sentido a mi vida y por su compañía fiel a lo largo de los años. Muchas veces le hablo y le pido opinión y consejo… Es ya algo connatural a la vivencia de mi vocación de Hija del Inmaculado Corazón de María. Hay intuiciones suyas que son fundamentales para mí: La experiencia del Corazón de María como la fragua donde me voy formando a imagen de Jesús, como el claustro donde vivir mi vocación. “Estáis en el Corazón de María y eso os bastará”, nos decía y lo experimento cada día con enorme gratitud. ¡Y su ardor misionero!, me encanta aquella frase de “mi espíritu es para todo el mundo”, para cualquier país y cultura, pero también para cualquier persona sea cual sea su condición y cada vez que experimento que su mensaje toca el corazón de alguien hasta emocionarlo le recuerdo y pienso: ¡Sí, realmente tu espíritu es para TODOS y me lo has confiado! GRACIAS.

Me costó arrancar este testimonio, pero ahora podría seguir escribiendo páginas y páginas sobre lo mucho que san Antonio Mª aporta a mi vida cada día, y el cariño de hija que siento por él. Custodio en mi corazón sus palabras y su recuerdo y le pido su ayuda para hacer realidad aquello que él aconsejaba: “Enamoraos de Jesucristo y del prójimo…”, ese es mi mayor deseo, ir por el mundo con el corazón enamorado y ardiente, como caminó él.