Josu M. Alday, cmf.

De pequeño me gustaba mucho leer tebeos, sobre todo los de Roberto Alcázar y Pedrín y El Guerrero del Antifaz. Al morir mi padre, dejamos Agurain-Salvatierra de Álava, donde habíamos nacido los siete hermanos, y nos fuimos a vivir a Bilbao. Yo era el pequeño de los hermanos, aplicado en la escuela y monaguillo.

Había unos seminaristas de la parroquia en el Seminario de Derio-Bilbao y me entró el deseo de ser como ellos. Lo sabían en casa y estaba para terminar la escuela y preparar las cosas para entrar en el seminario. Llegó el verano 1958 y por frecuentar tanto los baños con mis amigos en un río cercano a Bilbao, enfermé de pleuresía y me ingresaron en el hospital Santiago de Bilbao. Un buen señor solía visitar el pabellón de los chicos y nos entregaba unos tebeos de Vidas Ilustres; cuando leíamos algunos de ellos nos daba otros de Vidas Ejemplares. A mí, que me gustaban tanto los tebeos y que devoraba aquellas Vidas. El primer tebeo de Vida Ejemplares tenía en la portada un misionero vestido de blanco, con casco en la cabeza, y montado en un caballo. Debajo ponía: SAN ANTONIO MARÍA CLARET. Me lo leí de una tirada.

A finales de julio me dieron el alta y mi madre me dijo:

-Hay que preparar las cosas para entrar en el Seminario en septiembre.

-No, mamá, no iré al Seminario.

-¿Y eso?

-Quisiera ser como ese misionero del caballo. ¿Dónde hay en Bilbao de esos misioneros?

-Ay, hijo mío, son los de nuestro pueblo.

En efecto, en Agurain-Salvatierra estaban allí desde el año 1918. Pero en el pueblo se les llamaba “los frailes” y a la comunidad “el convento”. Mi madre solía ir a llevarles el pescado y mis hermanos mayores iban a por manzanas cuando no les veían los Hermanos de la huerta. Pero no sabíamos que se llamaban claretianos o del Corazón de María.

-¿Dónde hay de esos misioneros?

-En la iglesia del Corazón de María en la calle San Francisco.

Allí fui, me confesé, le dije al confesor mi deseo de ser misionero como ellos y me presentó al “reclutador”, P. Claudio Barroeta, hoy en la comunidad de Agurain-Salvatierra con 92 años. En septiembre de 1958 ya me encontraba en el seminario de Balmaseda (con aquel Claret de obispo en la capilla, de montado en caballo nada; hoy en la capilla del Colegio Mayor universitario Cardenal Larraona). Después seguí en Castro-Urdiales para volver a mi pueblo de nacimiento y hacer allí el noviciado. Aquel tebeo seguía muy metido en mi retina y en mi corazón. Ya sabía algo más de aquel misionero Claret.

En unas de las conversaciones con el P. Maestro, al verme muy delgado, me dijo si comía de todo; le dije que sí, menos cuando ponían puerros enteros y recién cocidos. Ya no los podía comer en mi casa cuando nuestra madre nos ponía purrusalda; y en el noviciado, ¡enteros, enteros! Los escondía entre las patatas y no comía ni una cosa ni la otra.  Entonces me dijo el Maestro: Esto es muy claretiano. Y como quería ser como aquel misionero Claret, para mí los puerros eran cuasi-esenciales al carisma. Y haciendo de tripas-corazón, empecé a comerlos. Total que todavía hoy no son de mi agrado, aunque sean tan sanos. Además, estando en un monasterio de agustinos vi un libro titulado Gastronomía monástica. Fui a mirar el plato de los claretianos: garbanzos a la vinagreta…

Poco a poco fui conociendo mejor al Claret de aquel tebeo. Inolvidables las “florecillas” de su Autobiografía. Su biografía escrita por el P. Cristóbal Fernández: misionero itinerante por Cataluña, Canarias; fundador, arzobispo, confesor de la reina, santo. Quién me iba a decir que lo de aquel tebeo estaba siendo verdad. Además, mi yo se estaba configurando precisamente desde el tú de un Claret que se me presentaba como auténtico discípulo de Jesús, fraguado en el Corazón de su Madre, María. Todavía me quedaba mucho para seguir conociéndole y estimarle más. Era mi carta de identidad en la Iglesia y en el mundo. En mis años de estudiante en Roma me dio por hacer la tesis doctoral sobre La Pobreza evangélica de San Antonio María Claret.  Como maestro de novicios procuré presentar a Claret como un hombre que “ardía en caridad”, hijo del Corazón de María, capaz de entusiasmar a aquellos jóvenes. Y me dio también por seguir sus pasos por los lugares que estuvo en el País Vasco: Vitoria, San Sebastián, Zarautz, Loyola y Lekeitio. Ya había visitado los lugares claretianos de Cataluña, Madrid, etc. El lugar se convierte en espacio teologal, no sólo histórico. Un Claret contextuado allí donde iba.

Al escribir estas líneas desde Vic (donde me encuentro catalogando los documentos que el bien recordado P. Jesús Bermejo trajo desde Cuba), y contemplar el resurgir del Camino de Santiago, el Camino Ignaciano, etc. me viene la idea de promover  los Cinco Paseos con Claret por Euskal Herria. Seguir caminando con él en compañía de tantos otros que deseen vivir como discípulos de Cristo al estilo de Claret. Aquel tebeo de mi infancia fue la moción del Espíritu para hacer de mi vida un hombre feliz. No me he subido a ningún caballo, ni he ido con casco por ahí, pero mi identidad existencial la llevo conmigo en este viaje de la vida.

Vic, 11 de noviembre 2016

Josu M. Alday, cmf.

Josu Mirena Alday, misionero claretiano, natural de  Agurain-Salvatierra de Álava. Doctor en Teologia Espiritual (con la tesis La pobreza evangélica de San Antonio María Claret, Antonianum-Roma 1978) y licenciado en Psicopedagogia por las Universidades romanas. Maestro de novicios y superior en diversas comunidades. Profesor de Psicología científica en la Facultad de Teología de Vitoria, y de ciencias humanas aplicadas a la vida consagrada, como Antropología, Psicología y Formación, en el Instituto de Vida Consagrada “Claretianum” en Roma. Entre sus publicaciones de vida consagrada en castellano, cabe citar: Aspectos psicológicos de la vocación, Zamora 1999; La vocación consacrada: Aspectos antropológicos, psicológicos y formativos, Publicaciones Claretianas, Madrid 2004; La salud psíquica de los consagrados, Claretianum, Roma 2000; Cómo mejorar la autoimagen y la autoestima en la vida consagrada, Claretianum, Roma 2001; Cómo funcionamos y cómo nos relacionamos: Análisis Transaccional aplicado a la vida consagrada, Claretianum, Roma, 2002; El proyecto personal y comunitario: Orientaciones para su realización, Claretianum, Roma 2003; Para estar bien en la vida consagrada: felices ¿por qué no?, Vitoria 2014. Por no citar más de 50 artículos en revistas y diccionarios.